IV. Dos archivos denegados
IV. I. Actividades literarias en el año de 1932
Juan Felipe Toruño
Revista de El Ateneo de El Salvador, Año XX, No. 145, 1932: 101-106
Hablar del movimiento literario de El Salvador que hubiera en el año que acabamos de dejar, es simplemente hacer un recuento de las actividades intelectuales desarrolladas en ese lapso, en que letras de molde expresaron pensamientos nuevos o viejos, ya que como dijo un pensador, nada nuevo hay bajo el sol; y en que, por un esfuerzo editorialista, se publicaron algunas obras, pocas por cierto; pero que empujaron, por el camino bibliográfico, los alados sueños, las ideas precursoras de realidades, quizás ilusorias; los conceptos firmes, las aspiraciones elevadas, los deseos de llevar un poco el optimismo a los cerebros y los corazones que se amodorran en la opacidad del medio materialista y absorbente.
Algunas de estas publicaciones, que no fueron libros, las ahogó la falta de oxígeno pecuniario; otras, en espera de «mejores días», quedaron suspensas; y otras que, abriendo surcos en el organismo nacional permanecen en lucha, sorteando dificultades que quieren obstaculizar el paso de la evolución.
«Hacia la cumbre», llámase una pequeña hoja periódica que, gracias al esfuerzo de un militar, comprensivo de las necesidades educativas del momento, se edita en Izalco y que es de divulgación de propósitos e ideas nutridos con sana intención, difundiendo principios de equidad, honradez y moral campesina, que están forjando la estructura viva de los niños del campo. Esta hoja periódica, la dirige el teniente Alfonso R. Muñoz, y es órgano de la Escuela Rural «Rafael Campos» fundada por el coronel Marcelino Galdámez y que también tiene su asiento en Izalco.
Igual pasó con otra revista que se edita en esta capital y que se llama «Karikaturas» dirigida por Carlos Mon.
Y asimismo ocurrió con «Cosmópolis» que editara Miguel Pinto, hijo, a todo lujo, viviendo pocos meses. «Luces» con el mismo director circula ahora con profusión y hacen esfuerzos para ver de que no desaparezca, tal como pasó con la primera.
Quiso don Manuel Urrutia ver si podría hacer algo, en literatura, ciencia, expresiones de arte, etc., con una revista «Letras» y ésta tuvo la misma suerte que otras publicaciones. Sólo resistió la publicación de tres números, aplastándola el medio.
«Cuscatlán», dirigida por don Enrique de la Flor, salió a principios de noviembre: educación extraordinaria, dedicada al departamento de San Miguel. Fue éste el mayor esfuerzo del año, en materia de publicidad, tomando en consideración que, por las tradiciones que ha sufrido en su organismo gubernativo El Salvador, tuvo aquél que perder trabajos que le costaron dineros y le ocasionaron pérdidas y rechazo en su publicación.
Don Leoncio Díaz, publicó otro número de «El Salvador Gráfico»: buena presentación e importante material gráfico.
«Cypactly» es una revista que no ha dejado de circular con regularidad y que su director don Carlos Martínez Molina, venciendo dificultades y anulando obstáculos, hace circular profusamente.
Y aunque es esta una revista de selección (somos demasiado exigentes) debido al medio en que trabaja y en el que no es posible esquivar los asaltos de aquellos que quieren figurar desde hace tiempos —quedándose en el mismo punto—, tiene méritos, sobre todo la escogencia de reproducciones, pues que, fuera de algunos trabajos inéditos de valor de firmas de intelectuales reconocidos por el resto de inedición es de poca significación literaria, debido a lo que atrás dejamos dicho y de lo que no se puede substraer su director.
Uno de los. órganos de publicidad más característicos en su índole completamente literario y didáctico, sin ilustraciones de ninguna clase, es el «Boletín de la Biblioteca Nacional» que dirige el Director de aquel centro don Julio César Escobar.
Es esta revista ilustrativa. Recoge en sus páginas la producción nacional y aporta al país el conocimiento que debe tener de las obras de autores clásicos, didácticos y de las diferentes épocas literarias y poéticas del mundo: obras que se pueden leer en la Biblioteca Nacional. Y no sólo enfila nombres de libros que existen en aquel centro, sino que coméntase el contenido de ellos, despertando en el lector, el deseo de conocerlos. ¡Buena labor y buenos propósitos!
El licenciado Adolfo Pérez Menéndez, asociado de otros intelectuales, empezó y continuó la publicación de una revista hebdomadaria «Reforma Social», chapada a la manera de como se edita en Costa Rica «Repertorio Americano», del americanista García Monje.
En sus páginas caben todos los tonos literarios, abarcando el movimiento sociológico, la crítica, la nota bursátil, el comentario financiero y la poesía.
Y lástima que esta publicación no haya sido acogida tal cual lo merece. Decimos lástima, sencillamente, porque una publicación como ésta, debe circular con mayor profusión, pues la pluralidad de su material lectivo, llena las afecciones de todos.
Existe el órgano de la Auditoria General de la República «Cuadernos de Economía» exclusivamente dedicado a la economía política y a sus derivados.
Lo han redactado Alfonso Rochac, Raúl Gamero y otros, dándole el sello particular de un periódico que se concreta a tratar los negocios hacendarios en todas sus ramificaciones.
Se ha venido editando en Santa Tecla, el «Heraldo Tecleño» en el que se da la información de la vida, en sus diferentes manifestaciones, de aquella «Ciudad de las Colinas» la que, cuando llega a su grado más alto de cultura y civilización. Será, no lo dudamos, una de las más bellas ciudades del país; tanto por su posición geográfica, como por su clima.
Dos Arturo Ambrogi dispuso editar un periódico de ideologías avanzadas, completamente doctrinarias y sacó «El Sol», en el que campeaban los artículos sesudos (reproducciones) las disquisiciones parlamentarias, diplomáticas, sociológicas; los artículos de grandes proyecciones mentales, tenían preferencia, dejando a un lado la vacuidad y lo insubstancial.
Era una hoja seria, a la manera de los periódicos italianos en su formato. Debido a otros quehaceres, el escritor suspendió la publicación de su periódico. Después, se asoció del licenciado Adolfo Pérez Menéndez y «El Sol» volvió a alumbrar, trayendo la palpitación de las diferentes actividades literarias.
«Dharma», órgano de la Sociedad Teosófica «Téotl» principió a reeditarse en noviembre, bajo la dirección del que escribe estas consideraciones. Es un periódico difundidor de principios teosóficos, de esclarecimientos históricos, de lectura sana y ascendrada, que encierra el objeto de exponer lo que son las doctrinas que tienen por finalidad el escudiñamiento de la verdad, sosteniendo el lema teosófico «No hay religión más elevada que la Verdad». Tal publicación, ha tenido la acogida que se merece; de allí que en cada edición se aumente el tiraje de ejemplares llevando la lectura de ellos, adeptos a la logia, estudiantes que quieren conocer el alcance del tema ya dicho.
«La República» anexo al «Diario Oficial», trata de hacer obra firme, de poner en telas diáfanas lo que pasa en el mundo político-administrativo-oficial, para que todos vean. Es una hoja que hacía falta y que marca un punto notorio en los impresos oficiales.
Apareció también un periódico ocasional, editado por la colonia colombiana y que es órgano de ella, tratando los asuntos que se debaten en estos momentos con el Perú.
Por otra parte, ha habido ediciones especiales de diarios que se editan en el país «Diario Latino», «Diario de Oriente», de San Miguel, «La Nación» de aquel mismo lugar y un periódico de San Vicente, «Excélsior» y quizás otros más.
En Zacatecoluca apareció una publicación «La Semana» y que es, hasta cierto punto, la expresión del pensamiento de los que habitan en aquel lugar, no concretándose solamente a él sino a algunos otros que editan periódicos.
Hablaremos ahora de la parte bibliográfica, en lo que se refiere a libros.
Salarrué nos da otro producto más de su cerebro nutrido de conocimientos; de su sentir hondamente emocional, de su imaginación feliz y de su espíritu vibrátil, pleno de aspiración a una suprema perfección.
Ha publicado «Remotando el Uluán» bello libro que marca un avance en las sendas de la mentalidad joven salvadoreña. Tal libro ha llegado a confirmarnos que el escritor después de su «El Cristo Negro», «El Señor de la Burbuja» y «O-Yarkandal», está en pleno vigor cerebral.
Salarrué es, en nuestro concepto, el primer cuentista vernacular centroamericano, en lo que se refiere, desde luego a lo típico y regional, sin dejar por eso de reconocer los cuadros pictóricos completamente objetivos de Arturo Ambrogi, los de Mejía Nieto, hondureño; los de Hernán Robles y Calderón Ramírez, nicaragüense, y de Carmen Lira, en Costa Rica, más ninguno como los de aquel salvadoreño con presencia sajona.
El tomo cuarto del «Diccionario Histórico Enciclopédico de El Salvador», del que es autor Miguel Ángel García, llegó a confirmar que, en ninguna época y tiempo, se ha hecho un esfuerzo tan grande como el de este modesto hombre de letras, cuya labor más que literaria, es de acuciosidad, de comparación, de desempolvamiento de archivos para sacar de ellos la verdad histórica.
Esta obra no se ha apreciado tal cual se debe: se ha visto con un menos precio inaudito. Estamos acostumbrados a volverles las espaldas a todo aquello que sale de nuestras plumas. Y no es sino hasta que el autor muere, que llega el reconocimiento —tarde, por cierto— mientras en vida, los hombres que le dan verdadero brillo a la patria, pasan dificultades, estrecheces y hasta permanecer fuera de lo que, pseudos escritores intrigantes y prostituidos de la literatura, hacen al conseguir granjerías que, por respeto a su misma persona, no consiguen los de verdadero valor.
Esta obra de don Miguel Ángel García, servirá mucho para el futuro, y a ella llegarán a consultar las generaciones venideras en busca del dato y detalle de lo que ha ocurrido en épocas pretéritas.
«En los Dominios del Viejo Mundo» del doctor Francisco Funes Pineda, se ve la vida íntegra e histórica de los países que él recorriera; Estados Unidos, España, Francia, Italia, Egipto, etcétera. Todo bien delineado, con sus comentarios precisos, con sus abordes de la enseñanza de lo que es el mundo fuera de la existencia salvadoreña. Libro éste de presentación hermosa y distinguida, con ilustraciones fotográficas y que contiene un prólogo de don Francisco R. Osegueda y una apreciación de esa obra del que escribe los conceptos presentes acerca de la labor literaria del año que acaba de pasar.
El Poeta Vicente Rosales y Rosales, que sorprende los retorcimientos abscónditos y los transforma en ritmos bellos y expresivos, luchando con el simun de desierto enfurecido que ha entrado en la ciudad, ha principiado a publicar por entregas una novela histórica cuscatleca: «El Amor en las luchas de la independencia».
Pero es tener que bregar en un medio en el que se ve con indiferencia la resultante ideológica del cerebro; en donde todo tienen por base el cheque, borrando los pensamientos virtuosos en fuerza de músculos bursátiles.
Conocemos las capacidades de Rosales y Rosales, y afirmativamente, podemos asegurar que su obra, al concluirse podrá catalogarse en el número, de las que tienen valimiento.
Esa actividad azogada de Alemán Bolaños, nos ha dado otro libro más: «Sandino». Obra ésta de no mucho volumen; pero que contiene el proceso de las luchas del héroe en las Segovia. Es una obra documentada, que merece leerse; que da a conocer lo que hasta hace poco había hecho el defensor de la soberanía nacional de Nicaragua desde su rebelión en 1926, cuando se lanzara, arma al brazo por las maniguas nicaragüenses, defendiendo el decoro, la dignidad y la autonomía nicaragüense.
Este libro desde luego, lleva el espíritu de Sandino y la esencia mental de Alemán Bolaños, todo actividad. Todo nervios, todo lucha, todo esfuerzo, todo energía, todo movimiento, este Alemán Bolaños.
Y pasando a lo que a teatro se concreta, principiaremos por decir de chepe Llerena, como le llama la camarada intelectual; no el doctor Llerena, como le dice el círculo de la gente que ve a los hombres por el título, sin fijarse que sin éste, Llerena es el artista, el comediógrafo, el espiritualista que tiene en el alma la sagrada brasa que le quema y que no puede apagarla.
Llerena nos dio su obra «Amanecer en la Noche» que representara María Teresa Montoya en el Teatro Colón, con éxito rotundo. Sus obras, tocan siempre la realidad, ya que en ellas vivimos. Sus obras, aunque sacadas de nuestro ambiente, son universales en sus temas.
El ingeniero general José María Peralta Lagos siempre los títulos y los grados diplomáticos a la vez, y por sobre todo esto, artista que burlando, se burla de los hombres y de las cosas; usando de medias tintas, de aguas fuertes y, de vez en cuando, de claros oscuros sociológicos, llevó a las tablas «Candidato», del que ya hicimos apreciación en artículo de la revista pasada del Ateneo de El Salvador.
Obra es, completamente para este país y los centroamericanos, en lo que se refiere a la política y a costumbres de «niñas» bien.
Don Juan Ramón Uriarte, Ministro de esta República en México, publicó un libro en el que trata cuestiones de psicología y de otros temas que, suponemos, son bien tratados por este notable hombre de letras. Al decir suponemos, es porque no hemos leído el libro el que ha circulado poco en el país.
Conocemos las fuertes capacidades mentales de don Juan Ramón y creemos que ese libro ha de ser una piedra más en el monumento que él mismo está forjando de su personalidad.
El doctor Rivas Bonilla llevó a las tablas, representada por Prácticas Escénicas, su comedia «Celia en Vacaciones», que obtuvo muchos aplausos y que fuera representada también en México.
Roberto Suárez Fiallos ha llevado también a las tablas, obras completamente regionales, de mérito, perfilándose su labor, con fuerza y de un vigorismo dominativo. «También los indios tienen corazón», es una bella pieza escénica.
Pedro F. Quiteño, produjo «Pájaros sin Nido», obteniendo éxito artístico, no así pecuniario, pues como dejamos dicho, lo nuestro apenas si se aprecia.
Quiteño se reveló como un intelectual conocedor de los resortes de las marionetas humanas, en las escenas completamente típicas.
Y para concluir estas consideraciones, pedimos estímulo para el arte, para la producción literaria y artística de El Salvador: libros, revistas, teatro, buril, pincel, música y prensa.
Y a ver si algún día se podrá llegar a establecer una casa editorial que pueda dar a conocer lo que es, lo que vale, lo que significa la intelectualidad y el arte en Cuscatlán, demostrando, de esta manera, las posibilidades intelectuales de los que viven manteniendo en el cerebro el pájaro azul del García de Rubén; y en el corazón la rosa que, aunque espine su tallo, perfuma los instantes en que. por gracia de luz se iluminan, espantándolas las sombras en que nos sume a veces el escepticismo.
IV. II. «Torneos universitarios» – Publicaciones de la Universidad de El Salvador, 1933.
Lo universal, el compromiso con el espíritu y consigo mismo como paradigma do lo político.
«Palabras de introducción» – Manuel Quijano Hernández, Secretario General de la Universidad de El Salvador
En la fecha precisa en la cual se cumplieron cien años de haberse extinguido la vida intensa y larga de aquel gran sabio y poeta máximo que en su gloriosa peregrinación terrena llevó el nombre de Juan Wolfgang Goethe, nuestra Alma Mater tenía cerradas sus puestas y acallado su espíritu, por imprevistos y fatales sucesos; sus actividades estuvieron suspensas durante un lapso que se prolongó más de lo que se esperaba, y este fue el motivo por el cual nuestra Universidad no entró en concierto mundial de grandes festejos conmemorativos dedicados al genio alemán que más influencia tuvo en el desarrollo cultural del Viejo Mundo en el último tercio del siglo XVIII y el primero del siglo XIX.
Después, creyéndolo extemporáneo, y en vista de la magnitud que un certamen digno de esa gran personalidad debía revestir, vacilaba un tanto en llevar a cabo este festival de la inteligencia; pero la excitativa de una joven mentalidad que trabaja en el diario «Patria» fue recibida con entusiasmo y acogida con beneplácito por el Honorable Consejo Universitario e inmediatamente se dio principio a formular el programa respectivo y a buscar los hombres más capacitados para su desarrollo.
Muchos fueron los llamados; pero pocos los que acudieron presurosos a ofrecer su valioso contingente de sabiduría para demostrar al mundo que en esta pequeña República del Nuevo Continente se conoce y admira la portentosa obra del más completo e integral de hombres luz que la humanidad ha producido en todos los tiempos.
Así, la labor de los intelectuales, Paredes, Navarrete, Pérez Menéndez y Salazar Arrué (Salarrué), no desentona con esa selecta pléyade que tanto en Europa como en América se dieron a la difícil cuanto honrosa tarea de espigar en el campo florido de la inmensa obre gotheana, para difundir en todas las clases sociales las bellas y altamente meritorias producciones del pensador, cientista y poeta de Weimar.
El lector de este libro, si es lo suficientemente comprensivo, podrá apreciar el alto valor literario, filosófico y crítico que estos cuatro trabajos leídos por sus autores en el paraninfo de la Universidad encierra, ya que el público que asistió, triste es decirlo, fue aunque selecto en parte, poco numeroso.
Por esta misma razón es que nos propusimos darles publicidad en las páginas de este libro que irá muy lejos en busca de lectores y llevará a la docta Alemania, patria del genio glorificado, la resonancia de nuestro humilde homenaje a su poeta predilecto, que lo es también de toda la humanidad; pues la patria de los grandes hombres, que dejaron el alma diluida en su obra trascendente, es el mundo entero, se ha dicho.
El amor del Fausto, que nunca se creyó un filósofo sistemático, que era a la vez panteísta y politeísta, que no tuvo el dogmatismo magisterial y que adoraba y comprendía el lenguaje mudo de la naturaleza, fue todo eso: filósofo profundo, gran maestro, cultor de su propia personalidad y poeta insigne; dramaturgo, novelador, naturalista, investigador afortunado y clarividente y también estadista de grandes méritos. Fue todo un hombre en el más alto concepto de esta palabra, que hoy anda por el mundo tambaleando y desentonando y con un significado algo menor que las que designan a los seres de una clase inferior al homo sapiens de Linneo.
No es mi intento dar opinión o hacer crítica de los trabajos que forman este libro, que para tanto no me siento capacitado; la impresión que en mi alma, enamorada siempre de lo bello, dejaron, esas, para mí magistrales conferencias, fue de un indescriptible gozo espiritual. Si me fuera dado infundir en las otras almas lo que en la mía experimenté, cierto estaría que sólo motivos de aplauso encontrarían en esa labor tan bella, consciente y documentada; tan pletórica de sabiduría gotheana, quesería difícil, sino imposible que otros escritores del terruño pudieran superarlos. Pero yo dejo al gusto literario y a la comprensión de los que oyeron dichas conferencias y lean este libro, el fallo definitivo, que en todo caso siempre quedaría sustentado por el enorme esfuerzo puesto en obra por nuestros jóvenes conferencistas al levar a feliz término la sobrehumana labor de comprender y difundir en un público heterogéneo la radiante, valiosa y bellísima obra del inmortal Goethe, que murió pidiendo, luz, luz, y más luz ………… de aquel que dijo, refiriéndose a la Naturaleza. «La vida es su descubrimiento más maravilloso, la Muerte es una estratagema para tener más vida, envuelve al hombre en un caos, y los estimula para que descubra la luz; lo tiene subyugado a la tierra y lo hace torpe y difícil, alumbrándole al fin su cerebro como recompensa a su labor, y le crea necesidades, por que es amante del movimiento y del trabajo que da la vida»; y de aquel que llamó al mundo «el viviente ropaje de Dios», tejido constantemente como la legendaria tela de Penélope, por las fuerzas ocultas y misteriosas que él llamó «las Madres», y, en fin, por quien declara descubrirse y venerar a la Madre Naturaleza y de la cual dice: Me ha colocado en un sitio determinado y me guiará hasta mi destino; pues confío en ella; todo lo falso, lo incierto, lo verdadero, todo lo manifiesta: es la causa de las causas.
El Goethe que ama la belleza femenina y admira el talento de los hombres, al grado de armonizar sus opuestas tendencias con el alma impetuosa de Schiller, el Goethe de la corte de Weimar, es el hombre múltiple cuyo centenario, celebra el mundo entero, porque perteneció y pertenece a todo el vasto mundo.
Ese enorme espíritu creador, tomado desde su nacimiento en Francfort, hasta su extinción de la vida terrena en Weimar, es considerado y estudiado conscientemente por nuestros disertantes, con valentía de pensamiento y galanura de extensión de los cuatros extensos trabajos que encierra est pequeño libro que viene a enriquecer nuestra diminuta bibliografía nacional, como un donativo precioso que sus autores hacen a las nuevas generaciones y un homenaje a la culta nación alemana, que dio al mundo ese faro inextinguible que ha de alumbrar a la humanidad, hoy extraviada en su trayectoria terrenal, por los siglos de los siglos.
PRIMERA PARTE: 1932 sin el 32 - Archivos literarios bajo censura del siglo XXI (1)