La justicia fiscal es más que solo impuestos. Es una herramienta poderosa para garantizar que todos tengamos las mismas oportunidades. También sirve para proteger los derechos humanos y para construir sociedades más igualitarias.
Es importante el apoyo a las personas que nos encontramos en esta lucha por construir una agenda fiscal progresiva, inclusiva, con enfoque de género y derechos humanos.
También la inclusión de personas de San Miguel, Santa Ana y todos los departamentos es muy importante para garantizar acceso a conocimientos y herramientas significativas.
Actualmente siguen siendo privilegios que debemos reflexionar a través de alternativas creativas para ampliar la información e importancia por la justicia fiscal, pues el sistema somos todos.
Quiero hacer énfasis que en mi experiencia del proceso de estudio logré entender que las políticas públicas fiscales van más allá de los números; tiene relación con mantener, profundizar y legitimar las brechas de género.
Las mujeres, históricamente, hemos sido desfavorecidas en muchos ámbitos, incluyendo el económico.
Las brechas salariales y las diferencias en oportunidades laborales han creado desigualdades que se perpetúan.
Al asegurarnos de que las políticas fiscales aborden estas desigualdades, estamos tomando pasos concretos hacia una sociedad más igualitaria y justa para nosotras.
La clausura de este proceso nos invita a reflexionar y repensar la inclusión de la bandera de lucha por la justicia fiscal en nuestros colectivos y organizaciones para incidir en la agenda pública.
Quiero finalizar agradeciendo a mis compañeras/os/es por su esfuerzo, sacrificio de sus tiempos y dedicación al proceso.
Quiero invitarlos a generar espacios de participación e incidencia democrática, con diálogo generativo a partir de sensibilizar y concientizar que las finanzas no son un problema personal, sino que implica un problema público y por tanto político. Es algo que nos compete a todas/os.
Al ser participantes nos llevamos el compromiso de replicar no solo los conocimientos, sino también a impulsar sinergia desde la articulación de actores y la incidencia a nivel de las comunidades.
La democracia se ha estropeado debido a la centralización del poder político. No podemos quedarnos como espectadores. No podemos dejar que sigan faltando el respeto al país, colocando barreras a los proyectos individuales de nuestras niñas y mujeres, de minorías como pueblos originarios, poblaciones afrodescendientes y LGBTIQ+...
Hagamos de esta lucha, nuestra lucha, nuestro presente para garantizar nuestro futuro justo, inclusivo y equitativo.
Hasta que la dignidad se haga costumbre.
*Este texto es un fragmento del discurso leído (el pasado 19 de agosto) en la clausura del taller Escuela de Justicia Fiscal impartido gracias a OXFAM y a la fundación Friedrich Ebert.