APÓYANOS

Los otros que quieren gobernarnos

Ambos partidos hablan de convertirse en el partido opositor de vanguardia y en la idea de crear un Estado de bienestar cuando finalmente lleguen al poder.

Por 
|
diciembre 11, 2023
Imagen Elementos: Laura Callejas

I. Los caminos y las estrategias

Pequeño. Mínimo.

Ese fue el papel de VAMOS, según Claudia Ortiz, en las reuniones secretas que sostuvieron, desde finales del año pasado, sectores de la sociedad civil y diferentes partidos de oposición con la idea de construir una alianza nacional para derrotar a Nayib Bukele en 2024.

Claudia asegura que participó en las primeras reuniones, pero que luego se retiró porque le pareció que la estrategia era eminentemente presidencialista. Es decir: los esfuerzos estaban enfocados en las elecciones presidenciales.

— Básicamente el objetivo era derrotar al oficialismo, ¿pero luego qué? —cuestiona Claudia, casi un año después, en su oficina legislativa.

El asunto fue discutido en una Asamblea General del partido, donde concluyeron que lo mejor era retirarse y no modificar la visión política de VAMOS, la cual, según Claudia, está más enfocada en trabajar con las comunidades que se han visto afectadas por la crisis económica y la centralización del poder municipal. También con las diferentes organizaciones sociales que han sido marginadas e incluso perseguidas.

— Nosotras hemos dicho hasta la saciedad que un proyecto autoritario necesita una Asamblea Legislativa servil —comenta la diputada, convencida de que la apuesta de su partido es acabar con ese servilismo.

¿De qué manera?

Claudia lo tiene claro: ampliando la representación legislativa e incidiendo de una manera más determinante en la realidad del país.

*

— Lo más importante era dejar en la papeleta una opción distinta a la persona que se quiere reelegir inconstitucionalmente —comenta Andy Failer, presidente de Nuestro Tiempo, partido que finalmente arropó la candidatura presidencial que surgió de las conversaciones entre la sociedad civil y los partidos opositores.

Andy asegura que además de Luis Parada y Celia Medrano, quienes finalmente fueron elegidos para integrar la fórmula presidencial, también barajaron los perfiles de una mujer periodista y de un comunicador, así como de algunos abogados y algunos empresarios de quienes, para evitar represalias, prefiere mantener en el anonimato.

A pesar de que en el proceso de diálogo algunos sectores sociales, al igual que algunos partidos políticos (como los tradicionales ARENA y FMLN), se fueron haciendo a un lado, Andy dice que la idea de conformar una candidatura presidencial para competir en 2024 se mantuvo inalterable.

—En conjunto con sociedad civil hicimos las ternas de nombres y comenzamos a tener conversaciones que las encabezaba SUMAR. Finalmente, quienes asumieron la propuesta con valentía fueron Luis y Celia.

Andy detalla que después de ser electos fueron ellos quienes decidieron quien ocuparía el cargo de presidente y vicepresidente. También acordaron que la candidatura sería inscrita por el partido Nuestro Tiempo.

— Lo que tuvimos claro desde el inicio es que Nuestro Tiempo no debía proponer una fórmula presidencial que viniera de su militancia... Pero sí queríamos participar, porque lo peor que podíamos hacer era señalar desde el graderío cualquier anomalía del proceso electoral. No es lo mismo señalar al árbitro desde las gradas a señalar una falta en el campo de juego.

*

II. El origen y los nuevos liderazgos

— ¿Vio las portadas de este día? — pregunta Claudia, refiriéndose a las portadas de algunos periódicos que el viernes 25 de noviembre destacaron, entre otras cosas, que un grupo de dirigentes de VAMOS calificaron de hipócrita el pacto de no agresión propuesto por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y se negaron a firmarlo rotundamente.

Esas portadas, dice, refutan a todos aquellos que afirman que VAMOS es únicamente Claudia Ortiz o viceversa, pues mostraron que hay otras personas, otras mujeres, otras líderes sin temor a saltar al ring político.

Eso sí: no niega que el partido está siendo liderado por ella, sobre todo desde que su fundador, Josué Alvarado Flores, fue capturado por delitos sexuales. Tampoco esconde que una de sus principales aspiraciones es gobernar el país en un tiempo no muy lejano.

VAMOS es un partido relativamente nuevo que pretende constituirse, en palabras de Claudia, en una oposición sólida que le permita —además de hacer un contrapeso al gobierno autoritario de Nayib Bukele— crear soluciones para todos aquellos sectores descontentos con el actual gobierno.

El partido VAMOS fue fundado en 2017 por Josué Alvarado Flores, un expastor y empresario con ideas conservadoras y mesiánicas. Nació en 1959, en El Piche, La Unión. En los años de la guerra civil emigró a los Estados Unidos donde fundó Rio Grande Food Products Inc, empresa con la que amasó una fortuna distribuyendo productos nostálgicos alimenticios. En las elecciones presidenciales de 2014 respaldó al partido ARENA ante la «amenaza a la libertad» que representaba el triunfo del FMLN. En 2015 regresó a El Salvador con la intención de convertirse en diputado. Se inscribió en el Partido Demócrata Cristiano (PDC) pero no logró entrar a la Asamblea Legislativa. Luego fundó su partido y en 2019 compitió por la presidencia de la República pero quedó en último lugar. El 12 de septiembre de 2022 fue capturado por el delito de acoso sexual agravado. Doce días después, VAMOS publicó un comunicado donde se anunciaba la renuncia de Alvarado a los cargos de dirección.

Mientras dirigió el partido, el discurso de Alvarado siempre fue conservador. Se declaró «provida» y se manifestó en contra del aborto y el matrimonio igualitario. Incluso participó en algunas marchas profamilia donde se lanzaron consignas como «Con mis hijos no te metas». Cuestionó la enseñanza de la «ideología de género» en las escuelas y dijo estar en contra de investigar los crímenes de guerra porque significaba «abrir heridas del pasado».

Durante la campaña presidencial de 2019, más allá de criticar la corrupción de los partidos tradicionales y montarse en el caballo de la antipolítica, Alvarado manejó un discurso mesiánico en el que Dios y la familia estaban en el centro de todo. En un video publicitario dijo: «Yo no soy político. No estoy aquí por mí. Estoy aquí porque Dios puso esa misión en mi corazón y creyó en mí».

En los estatutos del partido VAMOS se establecen algunos principios como la defensa a la dignidad de la persona y de la familia, respeto a la vida desde la concepción, defensa del Estado de Derecho, defensa de la justicia social y de la propiedad privada, rechazo al comunismo y al liberalismo deshumanizado, entre otros.

Actualmente ese discurso conservador se ha moderado.

Claudia asegura que las cosas empezaron a cambiar en 2020, cuando VAMOS se abrió a otros sectores de la sociedad más allá de los religiosos que fundaron el partido.

Además, señala que a partir de 2021, con su llegada a la Asamblea Legislativa, la agenda de VAMOS se fue adaptando a la realidad del país. La aniquilación de la independencia de poderes y la instauración del régimen de excepción, así como la experiencia en el ejercicio político, hizo que el partido comenzara una evolución que relegó a un segundo plano las ideas enarboladas en un inicio.

En lugar de conceptos religiosos se comenzó a hablar de derechos humanos y de justicia social, entre otros temas más urgentes, más actuales, más coyunturales. Pero las raíces conservadoras no fueron arrancadas.

De hecho, Claudia no reniega de las ideas fundacionales del partido:

— Hemos ido asumiendo cada vez más responsabilidades y VAMOS es un partido cuya agenda es defender la dignidad de la gente. Las causas que hemos acompañado hablan de la defensa de la dignidad humana. Eso no es de ninguna manera contradictorio ni incoherente con los orígenes, más bien es una evolución hacia aquello que el país está necesitando.

Cuando se le pregunta sobre la incidencia de los fundadores en el partido, Claudia se limita a responder: «muy poca realmente».

*

— Creo que la voz de Johny ha sido mucho más moderada en la Asamblea Legislativa, aunque eso ha sido así por la coyuntura y su perfil —dice Andy, intentado explicar por qué el que hasta hace no mucho tiempo era el máximo líder de su partido, Johny Wright Sol, ha dejado de tener el protagonismo que lo catapultó como un político moderno y disruptivo, que, más allá de pertenecer a una familia de la élite económica y representar intereses particulares, predicaba una verdadera renovación en la política salvadoreña.

Fueron esas ideas las que lo llevaron, en 2017, a renunciar a ARENA y a fundar un nuevo partido con el apoyo de un grupo de jóvenes que había trabajado con él (entre ellos Andy Failer) y que también habían desafiado el orden ideológico del principal partido de derecha de El Salvador.

El resultado fue Nuestro Tiempo, inscrito legalmente en el Tribunal Supremo Electoral en 2019. En sus estatutos hablan de libertad, diversidad y transparencia como sus principios rectores.

Los fundadores también hablaron de ideas progresistas. Se expresaron a favor del matrimonio igualitario y el aborto al menos en dos causales.

En 2021, en su debut electoral, Nuestro Tiempo ganó una curul en San Salvador. El candidato más votado fue Jhony Wright, quien se perfilaba como el político más capacitado para hacer una oposición audaz.

Pero la maquinaria de desprestigio del gobierno enfiló contra el nuevo diputado y terminó opacando su figura al hacer públicas unas fotografías sobre su vida íntima. Desde entonces, el perfil de Wrigth Sol no solo se desplomó mediáticamente, sino que terminó siendo cuestionado por adherir su apoyo a iniciativas del gobierno como la ley del agua.

En julio de 2023 anunció su retiro de la política partidaria aduciendo su frustración por su rol como diputado de oposición. En una entrevista con diario El Mundo dijo: «He llegado a un momento de mi vida en donde quiero un cambio, quiero hacer las cosas diferentes».

Andy reitera que la opacidad del diputado Wrigth Sol no se debe a una claudicación de sus ideas producto de presiones por parte del gobierno, sino más bien a la coyuntura política.

—Recordemos que cuando Johny fue diputado por primera vez destacó mucho por el diálogo y el concenso entre personas que no piensan de la misma forma, pero ahora está participando en una Asamblea Legislativa que no dialoga, que no escucha, que no quiere consensos. Y, por supuesto, en un escenario así, un perfil como el de Johny tiene menos oportunidades de relucir políticamente.

El retiro de Johny y de otros fundadores como Juan Valiente allanó el camino para que los más jóvenes asumieran la dirección del partido. Fue así como en marzo de 2023 Andy fue electo presidente del partido y comenzó a darle un giro diferente junto con otros liderazgos de Nuestro tiempo como Héctor Silva Hernández y Ramiro Navas.

Andy destaca que la función de Héctor Silva en la alcaldía de San Salvador ha sido clave para demostrar el tipo de política que quieren hacer: más propositiva, más activa, más de denuncia, especialmente en un momento en el que los espacios democráticos han sido dinamitados totalmente.

—Anteriormente los concejales han estado en el panorama político casi que de forma inexistente, pero Héctor ha puesto en el radar lo que puede hacer un concejal, las iniciativas que pude promover, los contrapesos que puede hacer.

Otro de los cambios que Andy dice haber promovido con otros liderazgos jóvenes en Nuestro Tiempo es la definición ideológica del partido.

A su criterio, uno de los errores fue que al inicio se declararon «centro humanistas» y eso en algunos círculos era percibido como algo «tibio» o «ambiguo».

Fue por eso que, según Andy, en diciembre de 2022, en una Asamblea General Extraordinaria, promovieron una reforma a los estatutos del partido para definir concretamente los pilares ideológicos de Nuestro Tiempo.

Algunos se decantaron por una línea socialdemócrata. Pero finalmente predominó la idea liberal progresista.

— De ser un partido que se consideraba centro humanista ahora nos consideramos como un espacio de convergencia democrático entre liberales y progresistas, y el punto en común entre estas corrientes es que creemos en la construcción de un Estado de bienestar, aunque en un país tan empobrecido como El Salvador suene muy lejano, porque los modelos de Estado de bienestar de los que podemos hablar están en Europa, mayoritariamente en países nórdicos. Pero sí se puede hacer en El Salvador.

Foto tomada de cuenta X de Andy Failer.

  *

III. El financiamiento

«Los ahorros de mi vida los estoy poniendo en esto porque creo que este país y todos los hermanos salvadoreños merecen una oportunidad mejor para vivir», dijo Josué Alvarado, en noviembre de 2018, en una entrevista con FOCOS, donde también aseguró que el gasto mensual de VAMOS era de 150 mil dólares.

Es decir: el fundador de VAMOS era el único financista del partido. Y si los datos que brindó en la entrevista eran ciertos, significa que cada año desembolsó un aproximado de $1.8 millones.

Sin embargo, en los reportes financieros entregados a Acción Ciudadana entre 2018 y 2021, el partido VAMOS reportó haber gastado 1 millón 155 mil 648 dólares.

En 2018 reportó $1,736.15.

En 2019 un total de $533,015.71.

En 2020 reportó $292,361.68.

En 2021 un total de $328,535.20.

— Eso ha cambiado definitivamente —asegura Claudia, quien además explica que luego de las elecciones de 2021, y después de la renuncia de Alvarado al partido, VAMOS se ha sostenido con las donaciones de sus miembros.

En los últimos dos años, dice, el partido ha funcionado con «una operación muy modesta» que ronda los $2 mil y los $2 mil 500 mensuales.

Ese dinero, agrega, es principalmente para atender asuntos administrativos del partido.

En otro informe de Acción Ciudadana se detalla que en 2022 VAMOS recibió un total de $14, 361 en donaciones y el gasto anual del partido fue de $20, 770.

En el mismo documento, en la página número seis, se califica a VAMOS como un partido con «alta transparencia» en cuanto a la entrega de información financiera.

En su sitio web, sin embargo, no hay información sobre sus estados financieros.

*

En enero de 2020, el entonces alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt, señaló que Nuestro Tiempo había nacido con fondos de la Asamblea Legislativa.

La respuesta a esas declaraciones fue que Nuestro Tiempo era el único partido que desde su nacimiento ha publicado sus estados financieros en su página web.

— Todo está bien documentado en nuestro sitio —dice Andy, quien además detalla que normalmente el partido funciona con aproximadamente 6 mil dólares mensuales. Aunque en períodos electorales, como en el actual, el presupuesto ronda los 8 mil dólares, pues se suman algunas plazas en las áreas de logística electoral y territorial.

En un informe de Acción Ciudadana se detalla que entre los años 2019 y 2021, Nuestro Tiempo gastó 902 mil 646 dólares.

En 2019 reportó $72,054.99.

En 2020 un total de $473,824.19.

En 2021 reportó $356,767.24.

Otro informe de Acción Ciudadana detalla que Nuestro Tiempo reportó en 2022 gastos por $88,467.39.  Ahí mismo se califica al partido en el nivel alto de transparencia.

Andy explica que para financiar la campaña de las elecciones de 2024 han creado una estrategia que pasa por sumar dos nuevos ejes de financiamiento.

— El primero es pedirle abiertamente a la ciudadanía que nos puedan hacer donaciones y para ello hemos abierto una plataforma de recolección de fondos en GoFundMe, y el segundo, que aún está en veremos, porque no depende de nosotros, es el financiamiento a través de la deuda política que para nosotros ronda los 106 mil dólares.

  *

IV. Personas e ideas

Claudia Mercedes Ortiz Menjívar nació en San Salvador, en septiembre de 1987. A los 16 años inició un trabajo pastoral como animadora y catequista de grupos cristianos juveniles. En 2010 se graduó como licenciada en ciencias jurídicas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Tres años antes se había unido al equipo de investigadores del área macroeconómica de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), institución en la que trabajó durante más de una década en distintos proyectos.

— Yo capacitaba y formaba a jóvenes de toda Centroamérica para que fueran agentes de cambio en los problemas de sus comunidades o de sus organizaciones… Y en estos grupos ciudadanos la conclusión fue que era necesario no solo incidir sino estar donde se toman las decisiones.

Eso, dice Claudia, la llevó a plantearse la posibilidad de participar en política partidaria y en 2018 comenzó a dialogar con algunos institutos políticos nuevos. Ninguno de los que ya habían gobernado. Tampoco con Nuevas Ideas.

Finalmente se acercó a VAMOS donde fue reclutada y nombrada en 2019 directora de Asuntos Políticos.

Con ese partido, dice Claudia, encontró una enorme afinidad ideológica.

— Una de las corrientes dentro del partido somos algunos que estamos muy empapados de la doctrina social de la iglesia. Hay otra corriente que viene de una noción más socialdemócrata y otra más demócrata cristiana. En esa diversidad confluimos en el centro, porque al interior también se necesita un debate, una discusión para llegar a conclusiones de qué ofrecer al país.

Claudia se define como una persona de «centro radical» que, en sus palabras, tiene que ver —más que con doctrinas políticas— con una idea de trabajo racional impulsada desde una posición intermedia, donde sea posible dialogar de forma democrática con diferentes sectores políticos y sociales, sobre todo en un país con un «proyecto muy autoritario» que desprecia la tolerancia y la pluralidad de ideas.

Ella misma, dice, ha sido testigo de cómo los diputados oficialistas viven dando portazos a diferentes grupos de la sociedad civil que buscan un respaldo en la Asamblea Legislativa.

Les cierran las puertas. Los ignoran. Los repelen con agentes de seguridad.

Foto tomada de la cuenta X de Claudia Ortiz.

Ante ese escenario, Claudia asegura que ha sido ella quien se ha reunido con esos grupos marginados de mujeres y ambientalistas, defensores de derechos humanos y víctimas del régimen de excepción que plantean una serie de demandas que no son escuchadas por el gobierno actual.

— Estamos en un momento que, más allá de las ideologías y las doctrinas políticas, nos enfrentamos a algo muy concreto que es la defensa de las instituciones democráticas y la defensa de los derechos humanos —comenta Claudia, aunque no esconde que su visión de trabajó está muy influenciada por doctrina social de la Iglesia Católica, la cual surgió en el último tercio del siglo XIX como un intento de hacer frente al liberalismo anticlerical y el movimiento revolucionario obrero.

Fue en esa época que nacieron los partidos confesionales que tenían en las encíclicas papales la fuente del pensamiento político cristiano.

Pero esos partidos, duramente conservadores, acabaron absorbidos por los fascismos de los años treinta.

Fue hasta 1945, con el fin de la Segunda Guerra Mundial, que emergió en algunos países europeos la democracia cristiana que, entre otras cosas, mantenía algunos valores religiosos dogmáticos, aunque con una visión más abierta y pluralista, compartiendo con el liberalismo la defensa del individuo y con el socialismo la intervención del Estado en los asuntos económicos y sociales.

En El Salvador la democracia cristiana nació en 1960. Roberto Lara Velado, uno de los principales ideólogos del Partido Demócrata Cristiano (PDC), defendía la idea de que la intervención estatal era necesaria para crear un estado de bienestar que garantizara la justicia social.

Josué Alvarado, el fundador de VAMOS, intentó en 2015 ganar una diputación con un PDC acabado y corrompido.

No lo logró.

Pero esa es otra historia.

*

Andy Wei-Chuan Failer Mendizábal nació en San Salvador, en abril de 1993. Influenciado por el legado de su abuelo materno, un periodista que fue asesinado en los años de la guerra, ingresó a estudiar comunicaciones en la Universidad José Matías Delgado.

— Yo quería ser periodista, pero terminé de este otro lado haciendo política —comenta Andy, quien además reconoce que uno de los desafíos más grandes de su trayectoria política ha sido fundar el partido Nuestro Tiempo.

En 2014, aún estando en la universidad, comenzó a escribir artículos para un sitio web denominado Medio Lleno. De ahí lo invitaron para sumarse al equipo de campaña del entonces candidato a diputado de ARENA Johny Wrigth Sol. Al inicio tuvo dudas. Pero luego aceptó con una condición: no vestir los colores del partido.

La campaña, dice Andy, fue todo un éxito. Wrigth Sol se convirtió en diputado y él se sumó a su equipo de comunicaciones.

Rápidamente se vio influenciado por la forma de hacer política de su jefe y en 2017 decidió sumarse a la Juventud de ARENA. Únicamente duró tres meses. Fue expulsado por promover, según los máximos dirigentes, una agenda progresista que contravenía los valores del partido.

En 2018 participó en la fundación de Nuestro Tiempo y, decidido a hacer carrera política, se especializó en administración y gestión pública en la Universidad de Castilla La Mancha.

Andy se considera un liberal progresista, un demócrata con al menos dos referentes en la forma de hacer y construir un discurso político. Uno de ellos es el mexicano Pedro Kumamoto y el otro el español Iñigo Errejón.

— Kumamoto comenzó como diputado independiente en el estado de Jalisco y posteriormente fundó el partido Futuro, un proyecto meramente progresista que ha hecho planteamientos con este discurso de futuro en torno a respetar las diversidades de nuestra sociedad y también defender el medio ambiente. Otro proyecto político que bien se pudiese sincronizar con la apuesta que tiene Nuestro Tiempo es el que tiene Iñigo Errejón en España con el partido Más País.

En estos años, comenta Andy, su partido ha ido evolucionando:

— Al inicio lo que buscábamos con Nuestro Tiempo era refrescar el sistema de partidos políticos, plantear una alternativa muy distinta a los partidos tradicionales y demostrar que la función pública se puede dignificar con transparencia, dando el ejemplo, revelando cómo nos financiamos, publicando nuestros estados financieros. Pero no teníamos en el radar que este país iba a ser azotado por una ola autoritaria muy acelerada. Eso nos hizo replantear nuestras ideas.

Y en ese replanteamiento de ideas terminaron reformando los estatutos de Nuestro Tiempo de una línea centro humanista a una ideología liberal progresista, la cual surgió entre finales del siglo XIX e inicios del XX como una reacción protectora de la sociedad frente a los cambios creados por el capitalismo.

El liberalismo progresista —a diferencia del liberalismo clásico— considera que el individuo no es anterior a la construcción de la sociedad; por lo tanto, este debe ser favorecido con una correcta organización social.

Es decir: no todos nacen en igualdad de condiciones, unos tienen más que otros. Entonces, para generar esa igualdad de oportunidades (en educación, salud, seguridad, etcétera), es necesaria la intervención del Estado.

Esa idea choca con el liberalismo clásico que ve en la intervención estatal una amenaza a la libertad.

Por ejemplo, en El Salvador, Antonio Rodríguez Porth, uno ideólogos más reputados de ARENA, aseguraba a inicios de los años sesenta que el intervencionismo paralizaba el sistema capitalista y generaba más pobreza e injusticia.

Más allá de las ideas, Andy considera que en el escenario actual la apuesta de Nuestro Tiempo es convertirse en un gran proyecto de oposición, con una representación legislativa que haga contrapeso y con una red de alcaldes y concejales que pluralicen el sistema político del país.

— En eso estamos trabajando. En tener un equipo de personas que no teman enfrentar al proyecto autoritario de turno.

    
 
Luis Canizalez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Lecturas Recomendadas

Revista que combina el método periodístico con las herramientas de las ciencias sociales. Entendemos que todo pasado es presente: contar los hechos a partir de la actualidad es mutilar la realidad. Por eso profundizamos más en nuestras historias.
QUIÉNES SOMOS
Derechos reservados 2023
linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram