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Una historia de descalabros e insensatez

Así, cuando todo esto haya pasado, cuando Nayib Bukele ya no esté en el poder, la historia política de estos años —la cual podrá resumirse como la historia de una gran estafa— deberá de servirnos para no volver cometer los mismos errores.

Una historia de descalabros e insensatez

Así, cuando todo esto haya pasado, cuando Nayib Bukele ya no esté en el poder, la historia política de estos años —la cual podrá resumirse como la historia de una gran estafa— deberá de servirnos para no volver cometer los mismos errores.

Una historia de descalabros e insensatez
Así, cuando todo esto haya pasado, cuando Nayib Bukele ya no esté en el poder, la historia política de estos años —la cual podrá resumirse como la historia de una gran estafa— deberá de servirnos para no volver cometer los mismos errores.
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noviembre 14, 2025
4
min
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Imagen Revista Elementos elaborada con IA

En estos tiempos en los que florecen las tiranías por todo el mundo quizá uno de los mayores desafíos de la ciudadanía sea el saber identificar la mentira. La mentira inunda todos los espacios de nuestra vida cotidiana porque a los tiranos les encanta la construcción de mitos y falsedades. Es el mejor combustible para mantenerse en el poder.

El problema es que la mentira política termina por destruir al estado de derecho y hace que las personas sucumban en un mundo de espectáculos y fantasías. De esa manera resulta imposible construir una sociedad civil capaz de defender las instituciones democráticas y los derechos fundamentales.

En la actualidad, hasta los países más civilizados están infectados de eso que los académicos y los analistas denominan posverdad. Todos los días hay una infinidad de falsedades circulando a un ritmo vertiginoso, de un lado a otro, aquí y allá, en las redes sociales y en los medios de comunicación.

No vayamos muy lejos: nuestra historia política reciente es la historia de una gigantesca farsa. Todos o casi todos los grandes proyectos de Nayib Bukele únicamente sobreviven en su imaginación, en la millonaria publicidad, en la repetición del mito. Pero nada o casi nada existe en la realidad.

Veamos unos pocos ejemplos: la clínica que construyó en 2012 en Nuevo Cuscatlán y que, en palabras del propio Bukele y sus propagandistas, no tenía nada que envidiarles a los hospitales privados, se quedó en un engaño de campaña. La clínica desapareció al poco tiempo y Nuevo Cuscatlán sigue siendo un municipio pobre y atrasado.

El mercado Cuscatlán que construyó en San Salvador y que, en palabras del propio Bukele y sus propagandistas, era el mejor mercado de Centroamérica, terminó administrado por las pandillas y ahora es un rincón olvidado de la ciudad, atrapado en espantosas ilegalidades y remolinos jurídicos.

El hospital El Salvador que inauguró en plena pandemia y que, en palabras del propio Bukele y sus propagandistas, era el mejor hospital de América Latina, ahora es un centro médico precario con una brutal escases de especialistas y medicamentos, una obra fallida de la que no sabemos cuántos millones de dólares nos costó a los salvadoreños.

En fin: la lista es enorme e interminable.

La última gran patraña de los mitómanos que nos gobiernan es esa de que no se iban a contratar más préstamos para financiar el gasto corriente y el pago de la deuda internacional. Quizá muchas personas cayeron en la trampa cuando Bukele aseguró, en septiembre de 2024, que el presupuesto del 2025 se financiaría completamente con recursos propios; no obstante, los diputados de Nuevas Ideas han seguido aprobando más y más deuda, tal como ocurrió el pasado 10 de noviembre que se avaló la adquisición de 649 millones de dólares en préstamos.

Por eso, hoy más que nunca, es necesario que los académicos y los periodistas continuemos investigando, denunciando la corrupción, descubriendo la mentira.

Por eso, hoy más que nunca, es necesario que los profesionales de todas las profesiones recuperen la práctica de valores y combatan cualquier forma de perversión social.

Por eso, hoy más que nunca, es necesario que las personas se eduquen en el uso de las plataformas digitales para que no sean víctimas de los embustes fabricados por los tiranos.

Así, cuando todo esto haya pasado, cuando Bukele ya no esté en el poder, la historia política de estos años —la cual podrá resumirse como la historia de una gran estafa— deberá de servirnos para no volver cometer los mismos errores.

Editorial 

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