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Guantanamera, el hoyo de mierda


Bukele y los delincuentes que le siguen en la tarea de usufructuar el Estado están por recibir una oportunidad dorada: convertirse en los carceleros migratorios que Trump tanto espera. Muy probablemente el pago será superior a los 20 millones de dólares.
Publicado en febrero 16, 2025
Periodista

En el transcurso de una década el presidente número 47 de los Estados Unidos ha demostrado la máxima coherencia imaginable con su paleo-racismo. Primero dijo que los migrantes eran asesinos y violadores. Luego afirmó que cruzaban la frontera llenos de enfermedades contagiosas. Después llamó agujeros de mierda a El Salvador, Haití y otros países africanos. Hoy, en su segunda venida, Donald Trump, con la conchabanza de Nayib Bukele, convertirá a El Salvador, y muy probablemente también a otros países latinoamericanos con líderes prepago, en una cárcel para los migrantes que, resignados, esperan paralizados al sur y al norte del Río Bravo y para los que, en tránsito, aún vienen en las empobrecidas caravanas que se juegan la vida desde El Darién. Desde las primeras manifestaciones cínicas de sus propósitos, el 20 de enero, ya hubo líderes que se negaron a ser títeres empalagosos de la versión trumpiana del destino manifiesto, verbigracia el colombiano Gustavo Petro o la hondureña Xiomara Castro, así como también se han parado contra la inaudita matonería los líderes de Canadá y México, países contra los que se erige la extorsiva amenaza de la imposición de aranceles para los productos que exportan a los mercados estadounidenses. Es cierto que parece comenzar a ensamblarse una idea mínima de resistencia contra el nativismo autoritario y narcisista de la era que vivimos personificada en el hombre más poderoso de Washington. Pero también es cierto que hay colaboracionistas que se balancean alegres en el trapecio —cuál bestias circenses— siempre que, a cambio, reciban en pago impunidad o maletas llenas de dólares recién impresos. Es factible hacer cuentas. Si en 2010 el Gobierno recibía, en promedio, 41 dólares por cada persona deportada, en la actualidad existe el peligro de que cerca de medio millón de salvadoreños sean deportados, es decir, que si se hacen cuentas preliminares cruzando los números de hace quince años con los de hoy, Bukele y los delincuentes que le acompañan pueden recibir un monto superior a los 20 millones de dólares por hundir en las cárceles del régimen de excepción a quienes sean expulsados de aquellos lares o por simplemente recibirlos en Comalapa para después postrarles en la miseria y la pobreza, como es su especialidad. También existe la posibilidad de que envíen otra factura a la Casa Blanca para frenar la salida de personas que pretenden llegar a la otrora Tierra de las Oportunidades, como lo establecían los acuerdos de Tercer País Seguro que fueron cancelados en la administración de Joe Biden, en 2021. Sean cuáles sean las oportunidades de negocios, el usurpador Bukele, con el transcurrir de los años, también ha demostrado talento para obtener dinero en medio de las crisis utilizando las instituciones públicas para su beneficio. Y es imposible que deje pasar esta oportunidad. Mauricio Claver Carone, enviado especial del gobierno gringo para América Latina, elogió a Bukele llamándolo «el más consecuente de la región» y considerando que las políticas de seguridad implementadas, tanto en su gobierno legal como en el inconstitucional, han convertido al país en el más seguro de este lado del mundo. Fue por esto que habló la semana pasada de deportar a los miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua a las prisiones salvadoreñas. Con el mismo entusiasmo de las cosas fáciles también llegó Marco Rubio quien ha aplaudido a Bukele por su locura carcelaria que ya devino en las muertes de centenares de privados de libertad, principalmente en los centros penitenciarios de Máxima Seguridad de Izalco y de La Esperanza, y en muchísima menor medida, en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), de acuerdo con dos investigaciones de la oenegé Cristosal, publicadas en 2023 y 2024. Después de la reunión que sostuvieron, ambos hablaron públicamente de convertir a El Salvador en una cárcel para recibir migrantes. Claro, con una factura de por medio que , dadas las condiciones de incalculable-descomunal corrupción en las instituciones públicas, el precio que paguen los contribuyentes estadounidenses terminará en los bolsillos de los funcionarios perversos que lo controlan todo. El día en que finalmente esto se concrete ocurrirán dos cosas. La primera: bajo ningún concepto debe olvidarse que la Solución Final tuvo como uno de sus componentes las deportaciones de millones de judíos a los campos de concentración ubicados en los países periféricos ocupados, es decir, Austria, Letonia, Polonia, República Checa, entre otros, para posteriormente asesinarlos; segundo: Bukele y la caterva de criminales que gobiernan pasarán a la historia no solo como los que más personas encarcelaron indefinidamente sin condena previa, sino también como los cómplices que convirtieron a El Salvador en el Guantánamo de Centroamérica y, a los migrantes, en cosas a las que se puede desechar tirándolas en un hoyo de mierda.

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