III. Homenaje al Padre de la Patria, Presbítero y Dr. José Matías Delgado
Señor Presidente de la República:
Señores Ministros de Estado:
Señor Rector de la Universidad:
Señoras, Señoritas, Señores:
Al cumplir en la escasa medida de mis fuerzas el difícil encargo de hacer consideraciones sobre el período de nuestra historia que puede llamarse «de los protoindependientes», que se ha dignado confiarme el Honorable Señor Rector de esta Universidad, lleno también el grato deber de representar en este homenaje al Prócer José Matías Delgado, a nuestra Academia de la Historia que se asocia de esta manera a la manifestación del Alma Máter. La Universidad con actos como el presente y con sus ciclos de conferencias llena su misión de atender a los estudios fundamentales, mientras la marcha del progreso nos lleva a la fundación de Facultades bien organizadas de Letras, Filosofía y Ciencia pura; parecida misión llena la Academia de la Historia, formada por una generación de historiógrafos que sucede a aquella que en 1914, hace bien cuatro lustros, con motivo de otro centenario, suscité un movimiento hermoso de renovación histórica y la aparición de vocaciones y escritos y documentos que forman ya una bibliografía. Permitidme unir a estos recuerdos los de una de las virtualidades de aquel movimiento, el doctor Rafael Víctor Castro, y del eminente biógrafo Licenciado Manuel Valladares, de Guatemala.
Tesis de esta conferencia. — El período de los protoindependentistas: La filosofía de la historia frente a frente del período de los protoindependentistas
Desde que en la Historia desapareció la figura de los individuos —un Napoleón, un Bolívar— nos hallamos en presencia de los lapsos históricos: el Renacimiento, La Reforma, la Revolución Francesa... En lo antiguo, la helenización del mundo... En lo moderno, la democratización de toda la América y luego de todo el planeta... Ya no se trata de la acción de un personaje sino del género humano. Ya no nos sirven la Psicología ni ciencia alguna definida, como las que tan claramente nos llevan de la mano al conocimiento de las cosas, los hechos y los hombres. Se trata ya de una ciencia obscura, sin textos didácticos, tan apocalíptica, que el primer libro que la enunció y formuló es el mismo Apocalipsis: esta es la Filosofía de la Historia.
En toda la historia del pueblo hebreo el protagonista es el mismo pueblo hebreo; sus héroes ocupan un puesto secundario. El resorte de su historia es Jehová. Pero es Juan de Patmos el que generaliza y hace síntesis y predice el destino de las naciones. La Edad Moderna ha puesto como condición a esta ciencia que sea una ciencia racional como las otras, y no profética y teológica, como la de su fundador Juan el Teólogo. Y, sin embargo, si hay encadenamiento y lógica increíbles en los sucesos, también increíbles, de un lapso de tiempo, superior con mucho al de la vida, la acción y el gobierno del hombre, esta acción y gobierno corresponden a otro ser que no es el hombre y que en todos los idiomas es expresado con el concepto de Dios.
El período o lapso trascendental para nosotros y para Centro América y de influencia evidente en el resto del Continente, es de unos quince años, si se refiere a los hechos pragmáticos y no al movimiento de ideas, y empieza con las gestiones secretas de los protoindependentistas, en particular el gran orador Manuel Aguilar, y termina con la Gran Constituyente.
Es muy propio del recinto en que nos hallamos y del público ilustrado que me escucha, penetrar en el campo de la ciencia, y los términos técnicos son bienvenidos en este caso.
Si la Filosofía de la Historia, que estudia las épocas trascendentales, tiene por agente o protagonista al mismo Dios, y por parte se exige que esa ciencia sea racional, experimental si posible, —uno de los términos de la tesis: «la historia de la acción de Dios», el término «Dios», debe ser racional demostrable y evidente, o se cae en el círculo vicioso de apoyar la demostración de un postulado indemostrable. Yo soy de los que respetan profundamente las creencias, y en especial, la idea de la que ahora se trata. Me apresuro, pues, a explicar estas dificultades de la Filosofía Moderna, según mis pobres estudios en la materia.
Se comprueba la existencia de un ser y se define su naturaleza porque es individuo de una especie y de un género. Su género y su especie bastan para comprobar que una cosa es tal. Pero Dios no tiene especie ni género que lo comprendan y certifiquen; por tanto, no puede formarse el raciocino o silogismo que lo demuestre.
Ya sabemos que Kant declaró indemostrable esta verdad sublime y la razón sencilla es la indicada.
En la «Tópica» de Cicerón que sin duda las copió de la «Tópica» de Aristóteles hay dos formas de definición que ninguna es la forma de definición que nosotros usamos: la primera es dar idea de una cosa enumerando sus especies y la llama definición por división. Por ejemplo, la Filosofía es la Psicología, la Lógica, la Ética, la Estética, y la Metafísica. La segunda es enunciar las partes de un todo: la llama Partición. Así, el árbol es su raíz, su tronco, sus ramas, sus hojas, sus flores, su fruto. Nada más sencillo. Pero pueden conocerse no todas las de un ser; sino sólo algunas de sus partes. ¿En qué caso de alguna de estas partes conocidas se puede concluir al todo?...
Consideremos, al mismo tiempo, que la observación nos suministra el dato hecho que la idea se repite, como por los tipos de imprenta, sin dejar de ser la misma. Esto lo expresó muy bien el gran Quintana en las palabras que puso en los labios de Guttemberg:
No basta un vaso a contener las olas
del férvido océano;
ni en un solo libro contenerse pueden
los vastos dones del ingenio humano...
¿Qué les falta? Volar... Pues si a natura
un tipo basta a producir sin cuento
seres iguales, mi intención la siga:
que en uno mil y mil sienta doblarse
una misma verdad y que consiga
las alas de la luz a desplegarse.
A esta cualidad de la idea de multiplicarse permaneciendo una misma hemos de llamar identidades porque es una declinación de la primera aceptación de identidad. No se trata ya de que una cosa sea ella misma (identidad) sino de que además se multiplique apareciendo en muchas o en todas las cosas del universo (identidades) permaneciendo la misma.
Cómo se presentan a nuestra inteligencia estas identidades también necesita explicarse.
Hemos visto en las Ciencias Físicas las medidas de tiempo de tal modo pequeñas, que para ellas son siglos de vida del infusorio. Los pueblos conocedores de las duraciones con que giran los astros, han hecho esas religiones cronológicas, como las de los mayas y nahoas que comprenden casi toda la Astronomía Moderna y un Calendario perfecto. Imposible que no encontremos el tiempo en toda la vida y en todo el Universo. Si además recurrimos a la observación psicológica nos hallamos que el pensamiento para encarnarse y producirse necesita del tiempo, y yo mismo que os hablo, no lo podría hacer, sin someterme a la medida, por ejemplo, la medida de cuatro sílabas por segundo, que nos advierte algún texto. Pero el espíritu, esta Psiquis, que paga así su tributo a las medidas del tiempo, cuando se revela sentimental y sublime, sublima a su vez la duración que es rithmo en el verso, es la Cantidad, es el Número, en que los antiguos vieron un dios y que llamaron numen. ¡Pero qué! ¿por qué el rithmo sea un ente de razón, es decir, espiritual, deja de ser algo real como una flor y de prestar servicios en la región más allá de la vida? Pues bien; esta duración que se vierte sin cesar sobre el átomo y el astro, sobre el canto y el poema, ¿de dónde llega? y de dónde mana inagotable? La fuente de donde mana fue llamada por los griegos Eón: la eternidad. Pero Eón ¿es un ser o es una cualidad de un ser, o es una acción permanente de un ser? y qué diremos de otras relaciones o identidades como ésta? Permitidme recortar pocas palabras de un discurso pronunciado en esta misma tribuna, hace dos años, con motivo de la apertura de clases: "Los electronos y los positivos al rededor de los cuales giran tienden a transformar la materia en simple fuerza. ¡La fuerza! Pero la fuerza, como el espacio, como el tiempo, como la atracción, como el movimiento que todo lo explican, son inexplicables ellos mismos... ¿Son atributos de qué ser? En sentimiento religioso se apodera del ánimo del filósofo, y sólo los grandiosos símbolos de la poesía prestan un firme asidero y un punto de reposo a las ya fatigadas alas del espíritu humano".
Sí pues de esas ideas necesarias hacemos un análisis como el del tiempo, lo cual no permiten las proposiciones de esta conferencia, encontraremos las identidades múltiples del universo pendientes de la identidad suprema más allá de la cual se extinguen las especies y los géneros.
Tanto más es esto digno de contemplación que el tiempo en las ciencias todas aparece inseparable del espacio, y de ellos el movimiento. Que la cantidad ya es tiempo, ya es espacio, ya es fuerza o mecánica. Y que aquella unidad en que todos estos principios se reúnen se aparece como el comienzo del disco del sol en la claridad de un medio orto.
Los antiguos por estar las ciencias físicas y mecánicas en su infancia no pudieron llegar muy lejos de la metafísica que llaman cosmológica o teleología.
¿Pero, acaso en la filosofía de la historia no podremos recorrer un camino parecido?
Tocante a nuestra propia Historia, yo no acabo de embelesarme en el período de los quince años iniciales. ¿Cómo es escogido el menor de los pueblos de América, para la cruzada republicana, como el José de la Biblia y como el David de aquel Goliatt de la Monarquía Americana y el Imperio de Iturbide? ¿Cómo el jefe de la pequeña República pura que resiste a medio continente reaparece presidiendo la gran constituyente de 1.824?
¡Pero señores! ¡Hemos indicado las más altas ideas que rigen el mundo!... El Tiempo, el Espacio y la Cantidad que aunque sean destello de la Eternidad, de la Inmensidad y del Infinito, ¿contienen acaso la belleza?... Aquí nos encontramos con un escollo donde han perdido el camino más de un pueblo ilustre. Porque viendo al Ser Supremo en uno de estos destellos, lo ha seguido cegados para las más altas verdades. Así, el Maya que llamaba al primer principio Yum, Padre, sólo veía la causa.
El árabe adoró el principio de la energía. Allah-al-Allah su apotegma salvador significa el fuerte es el fuerte. El hebreo no sólo lo llamó Ab, El Padre, la causa: también «Adonai», El Señor, el poder; y ante todo lo llamó Jehoed; el ser que es, que fue y que será; es decir, la substancia que no cambia, en otras palabras, el Espíritu.
Los pueblos Greco-Latinos nos han dado la palabra Theos, significa la ley; de ahí el gran término «Dios». A nosotros su atributo «El Salvador», que nos da el nombre, nos lo ofrece muy rico en conceptos morales. Coincidencia notable: el término Teot del nahuate o pipil de semejante eufonía, también significa la ley, la causa, la energía, el Ser, son rayos de un sol que los pueblos contemplan desde zonas diferentes. Huellas hemos encontrado de ese Ser, rayos de ese sol, que nos lo revelan de otro modo sublime: no he de repetiros los sagrados tópicos del renacimiento, de la reforma, del martirologio de los sabios y los filósofos, los derechos del hombre proclamados por la revolución francesa y la grande Asamblea de Cádiz: pues bien, cuando el salvador contrarresta la obra de la Santa Alianza, a la Monarquía y al Imperio y el Prócer Delgado abría y presidía la gran constituyente, antes que se escribiese la página de Ayacucho, un rayo divino le animaba la libertad: y su obra increíble y prodigiosa aparece justamente providencial porque la libertad es uno de esos destellos que Dios proyecta sobre los destinos humanos.
He dicho:
Francisco Gavidia
IV. «Diario Oficial», 10 de noviembre de 1932
Programa para conmemorar el primer centenario del Prócer Máximo de la República, presbítero doctor José Matías Delgado.
12 de noviembre de 1832
12 de noviembre de 1932
I.— A las 6 horas será enarbolado, con los honores de ordenanza, el pabellón nacional en todos los edificios públicos;
II.— De las 8 a las 10 horas, desfile escolar frente al «Monumento de la Independencia», en el Parque Dueñas y depósito de flores en la tumba del Prócer. Llevará la palabra el doctor Miguel Ángel Espino;
III.— A continuación del número anterior, descubrimiento de la placa conmemorativa, en la casa No. 42 de la 4a Calle Oriente, donde murió el Benemérito Padre de la Patria. En este acto pronunciará un discurso elusivo el profesor Francisco Morán;
IV.— A las 10 horas y 30 minutos, solemne Acto Público de la Universidad Nacional.
(Programa especial);
V.— A las 18 horas, Banquete ofrecido por el señor Ministro de Relaciones Exteriores en nombre del señor Presidente de la República, el Honorable Cuerpo Consular, en el Hotel Astoria;
VI.— A las 14 horas, inauguración del busto erigido al Padre Delgado en la Escuela «José Matías Delgado», en esta capital;
VII.— A las 16 horas y 30 minutos, el señor Presidente de la República, general Maximiliano H. Martínez colocará la primera piedra del monumento que se erigirá al Prócer José Matías Delgado, en el centro del Campo de Marte; a continuación tomará la palabra el doctor Victorino Ayala, en representación del Poder Ejecutivo, de la Academia de Historia y de la Junta Patriótica Pro-Centenario José Matías Delgado;
VII.— Desfile de la Guarda Cívica capitalina incluyendo vuelos de las unidades aéreas a las 16 horas y 30 minutos;
IX.— Circulación de la emisión de los sellos postales conmemorativos;
X.— Colocación del retrato del Prócer doctor Delgado en todas las salas municipales de los pueblos de la República que lo tuvieren, debiendo celebrarse al efecto un acto conmemorativo;
XI.— Ediciones especiales, el próximo 12 de noviembre, de todos los diarios del país;
XII.— Excitar a los diarios salvadoreños para la inserción frecuente de artículos y trabajos históricos, en homenaje a la obra del padre Delgado y demás próceres;
XIII.— Edición popular de la biografía del Prócer Delgado, destinada a las escuelas y colegios de la República, las que también durante el lapso que resta del año escolar, destinarán un día, cada mes a enseñar la obra del Padre Delgado y demás próceres, y antes de finalizar sus tareas escolares, tributarán un homenaje público al Prócer, colocando el retrato en la Sala Principal del establecimiento;
XIV.— A las 18 horas será arriado el pabellón nacional de todos los edificios públicos, con los honores de ordenanza;
XV.— A las siete de la tarde, será radiada en la Estación Radio Difusora Ibero Americana de Madrid, España, una conferencia que en la conmemoración del centenario del fallecimiento del «Prócer Delgado», dictará el Encargado de Negocios ad-ínterim de nuestro país en aquella República, don Raúl Contreras;[10]
Día 13
A las 9 horas, solemne Sesión Pública del Ateneo de El Salvador, en homenaje al Prócer Delgado.
V. Bibliografía de Francisco Gavidia, 1932-1933
Ministerio de Educación. Anaqueles. Número extraordinario. Francisco Gavidia. Bibliografía compilada por la Biblioteca Nacional, Primer Centenario de la Biblioteca Nacional 1870-1970
1932-1933: Publicaciones gavidianas bajo la «censura de prensa» que la historia crítica y los estudios culturales de 2022 le atribuyen al pasado. Se reproducen para interrogar en cuáles años se prohíbe reproducir y citar la obra gavidiana, a saber: la dictadura militar de 1932-1933 que lo publica y le rinde homenaje, la dictadura renovada de 1970 que lo cita, o la democracia y la academia crítica de 2022 que reniega de los archivos nacionales. Se subraya el homenaje oficial que le tributa el gobierno el 12 de octubre de 1933, en correspondencia a su obra y, sin duda, al indigenismo. en pintura. La historia se opone a la poética —ya no en el sentido aristotélico clásico, de lo particular a lo general— sino, como el día y la. noche, la historia documenta la censura, mientras la poética certifica los archivos nacionales que le abren el camino editorial a los «héroes de la pluma».
1932 - autor
En el album [sic] de María. Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145 , 1932: 66.
Himno. Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145 , 1932: 65.
Más allá. Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145 , 1932: 65-66.
Piedad de Luis Moscoso. Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145 , 1932: 65-66.
Prudencia de Luis Moscoso. Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145 , 1932: 65.
Agar o la venganza de la esclava. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 1, mayo 1932: 20-23.
En un album. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 145. 1932: 20.
La cabellera de Edith. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 1., mayo 1932: 17.
Cantares. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 2. jun. 1932: 17. ilus.
Esbozo. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 2. mayo 1932: 20.
La fiesta de la raza. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 2. jun. 1932: 16. ilus
La torre de marfil. A Licia Quijano. La Universidad, ser. 17, no. 1, jun. 1932: [171]-266.
1932 - Traductor
La elegía II de Netzahualcóyotl. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 2. jun. 1932: 6-7.
1932 - Materia
[Ateneo de El Salvador] Cinco poesías del socio Honorario don Francisco Gavidia. En Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145, 1932: 64-66.
-----. Lista general de socios. En Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 145, 1932: 64-117.
Cardona, Rubén. La consagración de Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 20, no. 146, 1932: 98-99.
Salazar (Retrato). Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 2. jun. 1932: 16.
Salazar, Toño, seud. (Caricatura). Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 2. jun. 1932: 16-17.
1933 - Autor
«La independencia absoluta de Centro América es obra de El Salvador». Revista del Ateneo de El Salvador, años 21, no. 146, 1933:75. Palabras textuales de Francisco Gavidia.
La palabra «Ingenioso» del título del Quijote. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 7. abril 1933: 17-19.
Síntesis histórica y social de Centro América en el período pre-independista. En [Memoria de la Universidad de El Salvador, 1932]. La Universidad, ser. 18, no. 1, jun. 1933: 14-15.
1933 - Materia
[Asamblea. Nacional. Texto de la. invitación al acto en honor al maestro al maestro Francisco Gavidia, que tendría lugar el 12 de octubre de 1933 en el Salón Azul del palacio Nacional]. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 87.
[Asamblea. Nacional. Texto de. decreto por el que se concede al ciudadano Francisco Gavidia, el título de «Salvadoreño Meritísimo»] Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 104.
Diábulus. Diábolo. Pedimos más para Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 93-94. Extraído de Patria.
Diábulus. Diábolo 2. Pensión de. familia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 115-116. Extraído de Patria.
Escobar, Julio César. Reseña histórica de la Biblioteca Nacional... Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 94-95. Extraído de La Tribuna.
Gavidia quiere establecer la Academia de Altos Estudios, es uno de los más grandes anhelos del. maestro, pide le obsequien mejor una casa. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 101.
Gavidia, Salvadoreño Meritísimo. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 94-111. Extraído de La República.
Gutiérrez, Francisco. La independencia absoluta de Centro América es obra de El Salvador. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 75-79.
[Guzmán Trigueros, Patrocinio. Texto del discurso pronunciado por el doctor Patrocinio Guzmán Trigueros, en el homenaje nacional rendido al maestro Francisco Gavidia en la Asamblea Nacional, el 12 de octubre de 1933] Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 102-105.
Homenaje al poeta Francisco Gavidia, mañana; justo reconocimiento a los méritos del gran cuscatleco... Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 105-106.
El homenaje nacional rendido al maestro Gavidia; la representación del pueblo ha querido este año, antes de terminar sus labores, sentar un precedente espiritual, con esta pública manifestación de gratitud al meas alto valor intelectual y moral que honra la Patria [1933]. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 102-105.
El homenaje rendido en la Asamblea al maestro Gavidia hoy, resultó un acto de gran resonancia... [12 de octubre de 1933] Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 106-110. Extraído del. Diario Latino, oct. 12, 1933.
Lo del día; Gavidia, Salvadoreño Meritísimo. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 98.
Llanos Magaña, Carlos. Una pensión vitalicia para el sabio salvadoreño maestroo Francisco Gavidia; deben editarse todas sus obras. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 114-115.
Mañana será el homenaje a dos Francisco Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 87-88. Extraído de Patria.
No quiere casa para él, dice el señor Gavidia, prefiere algo para el pueblo, la Academia de Altos Estudios es la que debe construir, dice. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 110. Extraído de Diario Latino.
Ochoa, Ana Rosa. A propósito de homenaje tributado al maestro Gavidia. [12 de octubre de 1933] Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 113. Extraído de Diario Latino.
Paz, Ceré. Un comité para escoger la mejor obra de Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 114. Extraído de Patria.
El Salvadoreños Meritísimo. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 87-88. Extraído de El Día.
Sánchez Batten, J. Luis. Francisco Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 111-113. Extraído de Diario Latino.
La solemne sesión de ayer [12. de octubre de 1933] de la Asamblea, en ella le fue entregado al maestro Gavidia una copia del decreto por el cual se declara Salvadoreño Meritísimo. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 110. Extraído de El Día.
Solórzano, Juan J. El maestro Francisco Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 95-97.
Título concedido al sabio maestro Francisco Gavidia. Revista del Ateneo de El Salvador, año 21, no. 146, 1933: 87. Extraído de Patria.
Hernández, Félix Antonio. ¿Los tres mejores libros salvadoreños? Boletín de la. Biblioteca Nacional, 2. época, no. 7, abr. 1933:13.
Peralta, José M. Hombres y libros de don Miguel Ángel García. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2. época, no. 7, abr, 1933:7.
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Abstract: Never quoted by historiography, «Torneos universitarios (University Tournaments)» (1933) reproduces a series of conferences at the Salvadoran National University at the end of 1932. Several renowned institutions and intellectuals participate to commemorate the centenary of Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), and of the founding father José Matías Delgado (1767-1832). Despite the repressive military events, after a Native uprising in January, and a press censorship, the contributors assent freedom of speech thanks to a democratic regime. This perspective radically differs from current judgments which qualify that government as a restrictive dictatorship and strict editorial rules. Past and present deeply contrast in their political views, regardless of the current need to recycle the same classic writers to justify a current nationalist agenda. In 2022, during an almost double centenary —ninety years of 1932 and one hundred years of the Salvadoran History Academy— an epistemic reflection is necessary. The same facts are converted into different words, despite its denial and the lack of a brief anthology of cultural activities during that key year. The final section transcribes Francisco Gavidia's speech, which applies a biblical perspective to justify the literal name of the country: The Savior. If his religious — a closely fundamentalist approach— still inspires a left-wing agenda, this renewal demonstrates how nationalism prevails over Marxism.
[10]. véanse sus «funciones de secretario de la Legación de El. salvador en España» e «interesante esquela de Gabriela Mistral», para determinar cómo "«una leal amiga de El Salvador...felicita a nuestro Canciller», «La República. Suplemento del Diario Oficial», 17 de. febrero de 1932 y 6 de febrero de 1934.
PRIMERA PARTE: 1932 y la Academia de Historia: «La democratización de toda la América» según Francisco Gavidia