CAPÍTULO II: PRIMERA PARTE
1
Los pasos perdidos
La historia política de Nayib Bukele no comenzó en 2012, cuando fue electo alcalde de Nuevo Cuscatlán. Antes de eso tuvo una experiencia que bien pudo significar el inicio de una carrera política. Fue en el año 2002, cuando el FMLN postuló a Carlos Rivas Zamora como candidato a alcalde de San Salvador. Por ese entonces, Nayib Bukele tenía 21 años y administraba la agencia de publicidad Nölck, una empresa familiar que manejaba las campañas del FMLN desde 1999.
Rivas Zamora era un político poco mediático. En los años ochenta había pertenecido al Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC). A inicios de los noventa trabajó como colaborador de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). En 1997 fue electo síndico en la alcaldía de San Salvador administrada por Héctor Silva.
El 31 de octubre del 2002, Héctor Silva se ofreció como mediador entre el gobierno de Francisco Flores y los trabajadores del Seguro Social que mantenían un paro de labores desde hacía más de un mes. Eso no le gustó al FMLN y lo obligaron a renunciar.
En diciembre de 2002, Rivas Zamora fue electo candidato a alcalde por el FMLN. Algunos periódicos informaron que su candidatura había sido impuesta por Schafik Handal. Pero Rivas Zamora lo negó. «Con el que menos he platicado sobre la posibilidad de candidaturas es con Schafik», le dijo a un periodista de El Diario de Hoy.
Lo cierto es que durante la campaña Rivas Zamora estuvo cerca del principal líder del FMLN. Anduvieron de un lado a otro. Con Schafik, incluso, acudió a reuniones con la comunidad árabe salvadoreña. En algunas de ellas participaron empresarios palestinos como Ernesto Kuri, Jorge Zedán y Roberto Bukele. «Están interesados en saber qué vamos a hacer», le detalló a un periodista de La Prensa Gráfica, el 5 de marzo del 2003, luego de salir de una reunión del Club Árabe.
Finalmente, Rivas Zamora ganó las elecciones y sustituyó a Héctor Silva. Un concejal de esa administración —que habló con revista Elementos bajo la condición de anonimato— aseguró que junto a Rivas Zamora andaba un joven que participaba en reuniones importantes de la municipalidad. Ese joven era Nayib Bukele.
¿Pero qué hacía Nayib Bukele en reuniones con el alcalde de San Salvador? Todo se remonta a la campaña electoral de Rivas Zamora.
Andrés Espinoza, quien fue uno de los jefes de campaña, recordó que comenzaron la contienda cuesta arriba, pues la ruptura con Héctor Silva había debilitado al FMLN en San Salvador. Los resultados de las encuestas eran desfavorables y algunas indicaban que Rivas Zamora estaba muy por debajo de su principal contrincante, Evelyn Jacir de Lovo, del partido ARENA.
— Nadie daba un centavo por Carlos Rivas Zamora —nos dijo Espinoza en su oficina de San Salvador—. Era muy poco conocido. Pero de repente el FMLN lo llama y le dice que él va a ser el candidato. Al día siguiente estábamos reunidos en la casa de Carlos, planificando la campaña con otros dos amigos. Pero yo infiero que los dirigentes del Partido Comunista querían que Carlos Rivas perdiera las elecciones. El apoyo que dio el partido fue realmente mínimo. Que le dieran cinco centavos para comprar el agua para los activistas costaba súplicas, llantos y pleitos con la gente de finanzas. Era terrible. Terrible. Entonces, a Carlos se le ocurre visitar a Armando Bukele.
Espinoza aseguró que por esos días Rivas Zamora le comentó que se había reunido con Armando Bukele, quien le había ofrecido ayuda a través de la agencia de publicidad que administraba su hijo Nayib Bukele.
— Hablale a este muchacho, me dijo Carlos. Le llamé y empezamos a trabajar.
Los recuerdos de Rivas Zamora coinciden con los de Espinoza: los recursos para la campaña eran limitados y por eso buscó a Armando Bukele, a quien conocía desde años atrás.
— La empresa de Nayib hizo todo el tema de spots durante mi campaña —nos comentó Rivas Zamora a través de una llamada telefónica—. Él me asistía directamente. Hizo unas grabaciones de video, no para anuncios como los que hacen ahora de gran calidad, pero logramos salir con algo, porque ciertamente no teníamos dinero para hacer campaña.
Espinoza detalló que luego de comunicarse con Nayib comenzaron a trabajar en la campaña de Rivas Zamora: ellos ponían las ideas políticas y Nayib el conocimiento publicitario.
— En ese momento, Nayib estaba iniciando una etapa de aprendizaje —expresó Espinoza—. Sin embargo, el bicho era muy creativo, tenía conocimientos técnicos bastante profundos, a pesar de que era muy joven.
— ¿O sea que Armando Bukele ofreció los servicios de publicidad gratis?
— Hasta donde yo sé, los servicios de la agencia los dio gratis.
Otra de las personas que participó en la campaña de Rivas Zamora —que también habló con esta revista bajo la condición de no mencionar su nombre— recordó que el material producido por Nayib fue de baja calidad: un video «todo feíto», con poca iluminación, que lo grabaron de noche en el Monumento de la Constitución, donde estaba muy oscuro y, además, Rivas Zamora aparecía con un traje negro y «casi no se veía». Finalmente, el video fue transmitido por cable, pues la agencia de Nayib explicó que era más barato.
Buena o mala publicidad, Rivas Zamora ganó la elección por más de nueve mil votos.
Fue entonces que el joven que le había ayudado en la campaña publicitaria comenzó a participar en algunas actividades de la municipalidad.
Rivas Zamora explicó que Nayib Bukele fue nombrado tesorero del Comité de Festejos de San Salvador, por eso participó en algunas reuniones de la alcaldía.
— ¿Cómo llegó Nayib a ese cargo?
— Bueno, a propuesta mía.
— ¿Es normal que alguien que ha llevado la campaña de un candidato asuma un cargo en la alcaldía?
— Sucede que era un cargo ad honorem, porque ahí se convoca a las mejores personas de la ciudad, personas con visión. Y si alguien no quiere dinero, no está buscando prebendas económicas, sino que servir, ¿por qué decirle que no?
2
Nayib, una discoteca y el FMLN
Por ese entonces, Nayib había abandonado sus brevísimos estudios de derecho en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) y administraba una discoteca, ubicada en el Centro Comercial Galaxi One Place, en el bulevar del Hipodromo, Zona Rosa, que su padre, Armando Bukele Kattán, había comprado por 441 mil 800 dólares al empresario Mario Horacio Villacorta López.
La discoteca se llamaba MARIO´S, pero Nayib la rebautizó con el nombre de CODE.
En un artículo publicado en El Diario de Hoy, el 4 de diciembre del 2014, el economista Sergio Rodríguez Ávila recordó que siendo un adolescente frecuentó y trabajó para la discoteca de Nayib. «Con mucha propiedad puedo decir que más de la mitad de los que atendíamos éramos menores de edad, y los organizadores, así como el dueño, estaban más que conscientes de esto. El dueño podrá decir que “ignoraba que eso sucedía”, aunque varios conocidos míos que también eran menores de edad formaban parte de un grupo de organizadores de eventos, que recibían entradas y tragos (del licor que quisieran) gratis».
En octubre del 2017, cuando Nayib anunció su candidatura presidencial a través de un Facebook Live, hizo una narración sobre la relación histórica entre su familia y el FMLN.
Aseguró, entre otras cosas, que durante los años de la guerra civil el comandante Schafik Handal y su hermano Farid eran recibidos clandestinamente en la casa de su tío Mario Bukele.
Con la firma de la paz en los años noventa —continuó narrando—, Schafik empezó a visitar a su padre porque eran buenos amigos, tan buenos amigos que en 1997 le ofreció la candidatura presidencial por el FMLN; pero, según Nayib, su padre se negó porque siempre rechazó la política partidaria.
En 1999 —continuó narrando—, el FMLN perdió la elección presidencial y su familia le ofreció al partido servicios de publicidad, los cuales fueron aceptados por dos razones: por la confianza con los Bukele y porque ninguna otra agencia ofreció esos servicios.
Eugenio Chicas, uno de los fundadores del FMLN, aseguró que la relación del FMLN y los Bukele era bastante sólida en los primeros años de la posguerra. Recordó, por ejemplo, que en 1993 el FMLN lanzó a Schafik Handal como candidato a alcalde de San Salvador y este buscó apoyo con los hermanos Mario y Armando Bukele, con quienes, además de ser amigo, compartía la defensa de la causa palestina.
Chicas detalló que por ese entonces visitaban a Armando Bukele en una casa ubicada sobre la Avenida Roosevelt de San Salvador. Ahí vio por primera vez a Nayib Bukele: «un cipote que pasaba tirado en un sillón con un nintendo en la mano».
Chicas agregó que a finales de los años noventa Nayib comenzó a intervenir en la agencia publicitaria y a administrar una discoteca de mala fama.
Así era conocido Nayib Bukele cuando comenzó a participar en algunas actividades de la alcaldía de Rivas Zamora: como el dueño de una discoteca de mala fama y como el administrador de la agencia de publicidad de la familia.
El Comité de Festejos de San Salvador, del cual Nayib formaba parte, también lo integraba John Nasser y José Miguel Carbonell. Nayib era el encargado de las finanzas.
— ¿Pudo notar en ese entonces algunas inquietudes políticas en Nayib? —le preguntamos a Rivas Zamora.
— Yo creo que esas cosas son natas. La gente va aprendiendo, va encontrando, sobre todo en esos lugares donde se sirve mucho a la comunidad. Entonces, me imagino que él fue viendo que todo eso era interesante. Pero de eso pasó mucho tiempo hasta que yo lo viera haciendo campaña en Nuevo Cuscatlán. Cuando estuvo conmigo era un joven de aproximadamente 23 años. Muy entusiasta, porque siempre andaba tratando de innovar. Por ejemplo, en las fiestas de San Salvador promovió llevar (la feria) allá por el estadio Cuscatlán. Es decir: todo un tema de innovación.
— ¿Y fuera de sus funciones no buscaba conocer el manejo de otras áreas?
— No. Se limitaba a su trabajo. Es más, creo que la junta directiva de festejos se reunía dos o tres veces por mes.
— ¿Tenía Nayib ideas políticas o sobre la política?
— Sí, por supuesto. Si estaba trabajando con nosotros es porque tenía por lo menos una visión de desarrollo humano.
La misma fuente que narró el episodio del video malogrado durante la campaña de Rivas Zamora, detalló que cuando el entonces alcalde de San Salvador comenzó a tener problemas con los dirigentes del FMLN, Armando Bukele se ofreció como mediador. Pero no pudo hacer nada. Rivas Zamora terminó rompiendo con su partido. Meses después fueron expulsados algunos de sus colaboradores más cercanos, entre ellos Carolina Recinos y Andrés Espinoza. Este último aseguró que fue recontratado en la administración de Violeta Menjívar.
Por su parte, Nayib Bukele siguió trabajando en campañas publicitarias del FMLN. ¿Cuánto ayudó en su formación política su paso por la alcaldía de Rivas Zamora? No se sabe.
Lo que Nayib ha dicho en distintas ocasiones es que, aunque estudió derecho en la UCA y economía en Estados Unidos (carreras de las que nunca se graduó y de la segunda no existen ni pruebas mínimas), su única gran escuela fue su padre. «Para mí nunca hubo mejor maestro que mi papá y la gente lo sabe—dijo el 20 de septiembre del 2018, en la entrevista Frente a Frente—. Yo, sinceramente, sentía que trabajando con mi padre no solo aprendía de empresas, sino de ciencia, física, química, filosofía, sociología, antropología».
Nueve años después de la experiencia en la alcaldía de San Salvador, Nayib fue postulado por el FMLN como candidato a alcalde de Nuevo Cuscatlán.
Nayib detalló —en el video donde anunció su candidatura presidencial— que cierto día del año 2011, mientras preparaban la campaña para las elecciones municipales y legislativas del 2012, le preguntó a Roberto Lorenzana si tenían candidato a alcalde para Nuevo Cuscatlán. «No, ¿por qué?», dice que le contestó Lorenzana. «Porque aquí estoy yo», dice Nayib que le respondió. «Bueno, perfecto, pero tenemos que reunirnos con la gente de Nuevo Cuscatlán para ver si ellos lo desean así», dice que le expresó Lorenzana.
«Nos reunimos con las bases en Nuevo Cuscatlán, ellos estuvieron de acuerdo y lanzamos la candidatura», recordó Nayib.
Pero se quedó corto. No contó toda la verdad.
Ocultó una historia de ignominias y traiciones.
3
Conspiración: el pastor traicionado
El FMLN sí tenía candidato a alcalde para Nuevo Cuscatlán. Había sido elegido en septiembre del 2011. Y no era Nayib Bukele, sino un líder religioso llamado Javier Tobar.
Incluso, cuando Nayib lo sustituyó, a finales del 2011, Tobar ya tenía tres meses de andar en todo el pueblo, de un lado a otro, haciendo actividades, hablando con la gente, repartiendo canastas básicas, tratando de asegurar votos a su causa.
Eugenio Chicas aseguró que fue Roberto Lorenzana quien «nos enganchó» a Nayib para que fuera candidato de Nuevo Cuscatlán.
— Roberto vive en Antiguo Cuscatlán y, como atendía un sector del empresariado, por ahí apareció en el radar Nayib Bukele. Empezaron a andar juntos en conversaciones y él llevó la propuesta al FMLN.
Calixto Mejía, quien por entonces era secretario departamental del FMLN en La Libertad, dijo a Revista Elementos que, a finales del 2011, Roberto Lorenzana y Óscar Ortiz lo convocaron a una reunión en el Mesón de Goya. Ahí le hablaron de Nayib Bukele y le dijeron, entre otras cosas, que habían decidido postularlo como alcalde de Nuevo Cuscatlán.
— ¿Y cuáles eran las credenciales de Nayib para proponerlo? —le preguntamos a Calixto, en una oficina del FMLN en Santa Tecla, casi un año antes de que fuera encarcelado.
Antes de responder, Calixto explicó que el FMLN había hecho, a lo largo de su historia política, una serie de alianzas con personas no afiliadas al partido: con empresarios y periodistas, con líderes religiosos y líderes comunales, con políticos de otros partidos y con políticos independientes. También habló sobre la amistad entre Armando Bukele y el FMLN. Finalmente contestó nuestra pregunta:
— A Nayib me lo presentaron con unas credenciales de amigo cercano al partido FMLN, relación tanto a nivel de la familia como de él mismo.
— O sea que Ortiz y Lorenzana le dijeron: él es el hijo de Armando Bukele y eso vale para…
— No. No era el peso que tenía el padre, sino el hecho que existía la posibilidad de llevar como candidato a una persona joven; un empresario, amigo del partido que quería participar en política.
Calixto siguió detallando que por ese entonces Óscar Ortiz, además de ser un dirigente histórico del FMLN, era el alcalde más prestigioso del partido en todo el departamento de La Libertad. Llevaba once años administrando la alcaldía de Santa Tecla y era bastante popular. Su respaldo a Nayib valía bastante. Pero no era suficiente. Faltaba un último eslabón.
— Yo era el último eslabón —comentó Calixto—. Era la autoridad política del partido en La Libertad. Por eso Roberto y Óscar me convocaron a la reunión para proponerme a Nayib.
— ¿Y usted ya conocía a Nayib?
— No. Nunca lo había tratado.
Calixto dijo que aceptó, sin mayores reparos, la propuesta de sus compañeros. Es decir: Nayib Bukele sería el candidato a alcalde del FMLN en Nuevo Cuscatlán. El siguiente paso fue hablar con los demás miembros de la directiva departamental y con Joselito Menjívar, que era el secretario municipal. Luego conversaron con Nayib, quien, entre otras cosas, les presentó encuestas, números, análisis sobre el escenario del municipio y las posibilidades de convertirse en el nuevo alcalde. Calixto manifestó que eso lo sorprendió, pues la investigación y el análisis de la investigación «es el ABC de la política». Agregó que después supo que Nayib había analizado la posibilidad de competir por Antiguo Cuscatlán, pero el escenario le resultaba más complejo y terminó eligiendo Nuevo Cuscatlán.
Hasta ahí todo bien. Faltaba lo más difícil. Faltaba convencer a Javier Tobar para que desistiera de la candidatura a alcalde y aceptara ser concejal.
Calixto confesó que hablar con Tobar fue un acto «bastante incómodo».
— Yo le dije: mirá, te pedimos que nos ayudes en eso. Pero él no estuvo de acuerdo, tanto que, si mal no me recuerdo, para esas elecciones terminó siendo el candidato a alcalde de Concertación Nacional. En mi carrera política, creo que es el único caso en el que yo tuve que hacer eso.
Revista Elementos intentó conocer las versiones de Roberto Lorenzana y Óscar Ortiz. El primero no respondió nunca su teléfono. El segundo, luego de varias llamadas, dejó un mensaje con su asistente de comunicaciones: «Dice que no los puede recibir, que tiene una agenda apretada, que busquen a Calixto Mejía».
La historia de Nayib Bukele es diferente. En octubre del 2017 —en el mismo video donde anunció su candidatura presidencial—aseguró que luego que el FMLN aceptó su candidatura hizo una encuesta con resultados poco alentadores: las preferencias de votos para el FMLN eran del 17 por ciento y para ARENA del 72 por ciento. Es decir: 55 de desventaja. «Parecía imposible. La misma familia había gobernado por casi 40 años… Pero, bueno, hicimos el esfuerzo, hicimos la campaña, le dimos esperanza a la gente y al final logramos ganar la elección».
Esas fueron sus palabras. Esa fue su historia.
Pero nunca mencionó la historia de Javier Tobar.
Esa la ocultó. La ocultaron. La lanzaron al basurero del olvido.
Contactar a Javier Tobar no fue tarea fácil. Nadie daba referencias claras. Nadie tenía su número telefónico. Lo único que nos decían algunas personas era que, después de la elección del 2012, se había convertido en colaborador de Nayib Bukele. Pero no había otras referencias. El único camino era buscarlo en Nuevo Cuscatlán. Y así lo hicimos.
Nuevo Cuscatlán es un diminuto pueblo ubicado al suroeste de San Salvador. Ahí, en ese pequeño pueblo, vive Javier Tobar con su familia. Es pastor de la iglesia profética Efesios 2,20. También administra una pequeña taquería.
Luego de preguntar, en un lado y en otro, encontramos su casa. Nos recibió una mujer. Le dijimos que buscábamos a Javier Tobar. Minutos después apareció un hombre trigueño, de ojos claros, de cincuenta y tantos años. Le manifestamos que estábamos investigando sobre Nayib Bukele y el municipio, y que nos interesaba conocer su versión sobre su candidatura con el FMLN en el año 2011.
Al inicio nos observó con desconfianza y, tras un corto silencio, comenzó diciendo que la política lo decepcionó, porque tanto el FMLN como Concertación Nacional lo terminaron traicionando. Después relató cómo se acordó su candidatura para alcalde de Nuevo Cuscatlán para el período 2012-2015. Aseguró que primero lo buscó un grupo de líderes del pueblo que lo convenció de participar en la contienda electoral. Luego habló con Óscar Ortiz, quien por entonces era su amigo. Fue así como, con la anuencia de las bases del partido y los dirigentes del partido, comenzó una precampaña.
— Mire, aquí el FMLN estaba perdido —recordó Tobar, quien, tras varios minutos de conversación, entró en confianza e hizo algunas revelaciones—. Yo inicié una precampaña. Fui casa por casa, buscando a todos los afiliados, durante tres meses, para reconstruir el partido. Además, yo arrastré casi 1,200 personas, porque soy pastor de una iglesia de 1,700 almas. Puse de mi dinero, porque el partido no da nada. Aquí hay mucha gente que lo sabe. Yo compré canastas básicas y las anduve repartido.
Hizo una pausa. Luego aseguró que Calixto Mejía lo convocó a una reunión en un restaurante del centro comercial La Joya, ubicado a la salida de Santa Tecla, y le pidió que se hiciera a un lado porque tenían un nuevo candidato.
— El señor Calixto me dijo: «mirá, te voy a ofrecer 10 mil dólares». Yo le dije que no tenía necesidad, que lo que no me gustaba era lo que estaban haciendo. Entonces me dijo: «¿sabés por qué tengo estas cicatrices». «Se me hace que por andar en la guerra, pero yo también estuve en la guerra», le contesté. Y entonces él sacó un arma. Le dije que yo no quería pleitos, que no había problema.
Tobar aseguró que tiempo después comenzó a colaborar con la administración de Nayib Bukele. Pero solo tiempo después de romper con el partido Concertación Nacional, del cual también se sintió decepcionado.
Calixto, por su parte, en la entrevista con Revista Elementos, aseguró que la plática con Javier Tobar fue incómoda, pero cordial y sin sobresaltos.
Lo cierto es que Nayib Bukele fue nombrado candidato de Nuevo Cuscatlán luego de traicionar y sacrificar a otra persona que ya había hecho una precampaña.
INTRODUCCIÓN: Nayib no existiría sin el primer Simán
CAPÍTULO I
PRIMERA PARTE: Alá y la unción de Nayib
SEGUNDA PARTE: Cómo se hicieron millonarios los Bukele